CULTURA EN DOS PASILLOS
- Danny Cruz
- 26 may 2021
- 3 Min. de lectura

Foto: Mxcity.mx
Entre lonas de todos los colores, puestos de todos los tamaños, mercancía de todo tipo, vendedores de todas las edades y muchas personas se encuentra el famoso tianguis cultural del Chopo, más famoso incluso que el museo con el mismo nombre. Cada sábado es posible encontrar un coctel de culturas dentro de sus dos largos y estrechos pasillos.
Desde que se sale del metro Buena Vista es posible distinguir a aquellas personas cuyo destino es el tianguis del Chopo. Todos los fifís se dirigen a la plaza Forum, mientras que aquellos cuyo destino es la calle Juan Aldama, de la delegación Cuauhtémoc, tienen una vestimenta en particular: la mayoría lleva playeras negras de alguna banda de rock, botas, chaquetas o chalecos de cuero, anillos y claro, un cubrebocas también de color negro.
En la entrada se encuentran un par de personas colocando gel antibacterial de dudosa procedencia y fingiendo tomar la temperatura, una vez pasado ese filtro es posible encontrarse con toda una gama distinta de puestos. Desde venta de comida vegana hasta juguetes sexuales, desde prendas de baja calidad hasta prendas originales, en este lugar hay espacio para todos los presupuestos y todos los gustos.
Entre tanta gente ya se volvió típico escuchar “monas, perico, kush”, algunos todavía lo ofrecen de forma discreta, mientras que otros lo ofrecen como si fueran dulces o paletas. Y literalmente, algunos vendedores se acercan a ofrecer paletas bajo cooperación voluntaria para que, después de comprarles, en lugar de agradecer respondan con un “también tengo cuadros, cuando quieras me avisas”.
En realidad, las drogas son uno de los productos más frecuentes en este tianguis, cada semana los vendedores buscan innovar en este aspecto; algunos ofrecen aguas con sabor a marihuana y otros anuncian la gran novedad de los “mota-comics”. Además, no faltan los típicos puestos que venden pipas, bongs y papel de liar.
Pero los ambulantes no innovan solamente en la venta de drogas pues, ante la pandemia, muchos comenzaron a vender playeras con los típicos diseños de las bandas de metal, pero con alusiones al Coronavirus. Y no sólo eso, ya que algunos regalan cubrebocas a las personas que les compran algunos de sus productos, sobre todo ropa.
A pesar de que en este lugar es posible encontrar a gente de tribus urbanas muy variadas, la ropa que suele venderse no obedece a dicha variedad. Casi todas las prendas son de estilo gótico, con diseños de calaveras, gatos, símbolos esotéricos y cosas satánicas. Por lo tanto, el color que más predomina a lo largo de los pasillos es el negro.
Pero, además de la ropa, hay productos que sí son más diversos y son la razón de que existan algunos otakus, hípsters, fanáticos del reggae e incluso niños caminando entre el tianguis del Chopo. Unos van con la finalidad de comprar posters, discos de música u objetos de colección, mientras que los más underground van en búsqueda de productos artesanales, orgánicos, veganos o simplemente raros de encontrar.
Mientras se camina a lo largo de sus dos pasillos es posible escuchar todo tipo de sonidos. De algunos puestos sale música que va de acuerdo con la temática de su mercancía, de otros sobresalen las voces de los vendedores ofreciendo sus productos y de repente se llega a escuchar la voz de algunos chairos queriendo adoctrinar a los asistentes, sólo por mencionar algunos ejemplos.
Por si fuera poco, de vez en cuando pasan alrededor del lugar algunos policías y patrullas para asegurar que nada ilegal se está cometiendo o vendiendo dentro del tianguis. Observan un rato la actividad, cumplen con su protocolo diario y luego se van, ignorando la enorme red de narcomenudeo que se mueve allí dentro y que todos conocen, pero que todos deciden ignorar.
Alrededor de las 6 pm los ríos de gente comienzan a disminuir y los puestos comienzan a quedarse vacíos; los vendedores recogen todas sus pertenencias y la mercancía que no vendieron esa semana, lo suben a sus autos y regresan a sus casas. Después de un rato, la calle Juan Aldama se queda totalmente sola y oscura… Allí nada pasó.
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