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“Mirada de mujer”: la telenovela del 97 que continúa más vigente que nunca

En el aspecto social, los temas de actualidad no son necesariamente actuales. Hoy día, el discurso feminista, por ejemplo, presenta una fuerza y un crecimiento felizmente enorme, la concepción de lo aceptado y no aceptado comienza a difuminarse, la inclusión a la diversidad sexual y de identidad es cada vez más frecuente, y no significa que sea nuevo; en Mirada de mujer, una telenovela mexicana transmitida en el año 1997, ya se hablaba de ello.


Foto: TvAzteca


¿Qué tiene de especial una telenovela escrita y producida todavía durante el siglo pasado? Independientemente del año, al ver esta telenovela se siente casi igual que si se viera algo de 2017 a la fecha, por ejemplo, o incluso más actual como en el caso de Todo va a estar bien (2021) —el más reciente trabajo de Diego Luna—. Así que lo que tiene de especial es, en efecto, ser actual: su vigencia.


Adulterio, sexualización de la mujer, roles de género, trastornos alimenticios, depresión, deseo sexual después de cierta edad, violencia doméstica, de género y sexual, entre muchos otros, son algunos de los temas y problemáticas sociales que toca dicha telenovela. No en vano, Enrique Sánchez, en Los medios de comunicación masiva en México, 1968-2000 (2005) la define como una telenovela con temas novedosos. Lo verdaderamente novedoso era hablar de ellos en televisión abierta.


Desde el primer episodio, esta telenovela producida por TV Azteca en coproducción con la empresa Argos —de Epigmenio Ibarra y Carlos Payán en aquel entonces—, y que es una adaptación de la versión colombiana Señora Isabel (1993), deja perfectamente claro su argumento: la lucha constante de las mujeres que son despojadas de su identidad, reducidas únicamente a su papel de esposas y madres. La telenovela enmarca la resistencia al cambio que presentaba la sociedad de entonces, una resistencia a las ideologías que estaban tomando mayor fuerza: el nuevo siglo.


Pero ¿de qué trata? María Inés es una mujer de 50 años perteneciente a una alta posición socioeconómica, casada desde hace 27 años, madre de tres hijos mayores de 18 y dedicada únicamente a ser ama de casa; para eso fue educada. La historia comienza a desarrollarse cuando descubre la infidelidad de su esposo, lo que la hace replantearse su vida entera e iniciar su búsqueda para recuperarse a sí misma. Al abandonar su papel de “la buena madre” y “la buena esposa” y vivir un romance apasionado y polémico con un hombre 30 años menor que ella, es juzgada por su madre, hijos y todo el círculo social en el que se había desenvuelto toda su vida de casada.


El uso del monólogo en esta telenovela es bastante frecuente, cada diálogo, por pequeño y casual que parezca, presenta una fuerte carga ideológica: una crítica contundente. De ahí que no se presente una mayor diferencia en comparación con cualquier producto audiovisual del presente que tenga ánimos de generar crítica social, más allá de meras cuestiones técnicas (iluminación, calidad visual, entre otras).


A Mirada de mujer se agregan también las actuaciones magistrales de los personajes, sobre todo se reconoce a Angélica Aragón, quien interpreta a la protagonista. Es una actriz inigualable, con una fluidez y presencia asombrosas. En cada diálogo y monólogo que interpreta aprovecha el volumen de la voz, puede pasar de gritar a susurrar según la escena; llora desconsolada si se trata de representar el dolor del abandono de su esposo, el de sus hijos o el de ella misma; en sus interpretaciones se notan poco las equivocaciones al seguir el guion y mucho la seguridad de su personaje. Indudablemente conmueve al espectador.


Se trata de una telenovela que ha sido retransmitida y adaptada a otras versiones. Por ejemplo, desde el 2 de agosto del presente año, Televisión Azteca la retransmite en el horario de las 10:30 p. m.; en 2007, Telemundo realizó Victoria, una adaptación de esta telenovela protagonizada por Victoria Ruffo; y próximamente Televisa lanzará Si nos dejan, basada también en Mirada de mujer.


Por tanto, no es de sorprender el éxito que tuvo durante su transmisión original y en años posteriores. Ello únicamente refuerza que para hablar de crítica social no necesita hablarse de año de creación, aunque es cierto que el contexto en el que es realizado un producto audiovisual es importante para comprenderlo como un todo.


Se entiende la necesidad de Mirada de mujer de darle la bienvenida a los años 2000 debido al crecimiento exponencial de los medios masivos de comunicación durante esos años y al éxito internacional que estaban teniendo muchas telenovelas mexicanas. Sin embargo, cuando se habla de cuestionar el sistema, el orden dado y las problemáticas sociales, como es el caso de Mirada de mujer, no se necesita tanto saber de años; estos temas no tienen vigencia.


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